lunes, 15 de junio de 2015

Quijotesco 18 - Seducción de dueñas

"Él me aduló el entendimiento y me rindió la voluntad con no sé qué dijes y brincos que me dio; pero lo que más me hizo postrar y dar conmigo por el suelo fueron unas coplas que le oí cantar una noche desde una reja que caía a una callejuela donde él estaba, que si mal no me acuerdo decían: De la dulce mi enemiga / nace una mal que al alma hiere / y por más tormento quiere / que se sienta y no se diga" Don Quijote II, cap. XXXVIII