lunes, 8 de junio de 2015

Sancho 4 - y Doña Rodríguez, dueña malhablada

"—Hermano, si sois juglar —replicó la dueña—, guardad vuestras gracias para donde lo parezcan y se os paguen, que de mí no podréis llevar sino una higa.
—¡Aun bien —respondió Sancho— que será bien madura, pues no perderá vuesa merced la quínola de sus años por punto menos!
—Hijo de puta —dijo la dueña, toda ya encendida en cólera—, si soy vieja o no, a Dios daré la cuenta que no a vos, bellaco harto de ajos." Don Quijote II, cap. XXXI.